Algunos especialistas en demografía opinan que la humanidad pronto tendrá que aprender a comer insectos en grandes cantidades para poder hacer frente a la creciente demanda de alimentos de la población mundial.
A los mexicanos se les haría más fácil esta adaptación porque ya tienen una amplia experiencia en la ingesta de deliciosos bichos de todas las clases.
Sigue leyendo para que sepas cuáles son los mejores platillos típicos de México con insectos y sus sorprendentes beneficios para la salud.
1. Ahuautles fritas

Axayácatl es el nombre genérico que reciben varias especies de insectos que viven en los lagos del Valle de México. Aunque no es un insecto propiamente acuático, se reproduce en el agua y tanto el animal como sus huevas son manjares desde la época prehispánica.
Las huevas son llamadas ahuautles y a menudo son elogiadas como un “caviar mexicano”. Los ejemplares se pescan con red y las huevas son capturadas mediante unos tules colocados en la orilla del agua, donde los insectos adultos las ponen.
El axayácatl se tuesta para comerlo, mientras que las ahuautles se comen fritas, en tortitas, en tamales y en mixiotes.
El precio de este caviar nacional se ha incrementado por la contaminación de los cuerpos de agua y por lo laboriosa que resulta la recolección.
2. Chahuis al limón

En México hay más de 80 especies de escarabajos comestibles, los cuales se comen principalmente en estado larvario.
Provienen fundamentalmente de cuatro familias de insectos (Cerambycidae, Melolonthidae, Scarabaeidae y Passalidae) y reciben otros nombres, como gusano de palo y gallina ciega.
Forman parte de la dieta popular, especialmente en las regiones del centro y sur de México. Los más populares son los chahuis, llamados también xamoes, que crecen en los árboles de mezquite y en las plantas de frijol.
Hay que cocinarlos bien para que desaparezca el amargor que tienen al natural. Se comen solos o con sal y limón.
3. Cuchamás al mojo de ajo

La oruga de cuchamá ha trascendido el municipio poblano de Zapotitlán, donde hay una tradición de consumo desde la época prehispánica para entrar en algunos platillos gourmet gracias a su característico sabor.
En Zapotitlán, las orugas son recolectadas tradicionalmente por indígenas popolocas y hay familias que, por generaciones, han derivado el sustento de este trabajo.
Los indígenas los buscan en los palos verdes, entre los matorrales llenos de cactáceas, donde no es sorpresa toparse con una víbora o un escorpión.
La recolección se inicia a comienzos de la época de lluvias, a principios de julio. Primero se ponen en agua para que suelten sus compuestos amargos y luego se orean y secan, quedando listos para consumirlos. Se comen fritos, enchilados, en tacos con aguacate y al mojo de ajo.
4. Libélulas con chiles y limón
Las libélulas son insectos anisópteros de grandes ojos que viven cerca de los cuerpos de agua dulce, debido a que sus ninfas son acuáticas.
Formaron parte de la mitología prehispánica, ya que los teotihuacanos las consideraban el símbolo de la pureza del agua, mientras que los mexicas las asociaban con los demonios. También es llamada caballito del diablo.
El deterioro de lagunas, lagos, esteros y otros espacios acuáticos (que son hábitats de libélulas) ha llevado a que varias especies se encuentren en riesgo de extinción en México.
En el norte del país, particularmente en Sonora, se comen con un mix de chile, limón y sal. También se ingieren fritas como botanas, con el acompañamiento de un caballito de tequila.
5. Cuetlas con salsa de chile pasilla

Las cuetlas son larvas de mariposa comestibles, también llamadas chiancuetlas, que viven en las plantas de chía, jonote, cuaulote y tlahuilote.
En México son consumidas principalmente en la zona de la Mixteca, Veracruz y Puebla. Se recolectan las orugas durante la temporada de lluvias, se hierven y se tuestan en el comal o se dejan secar.
Estas larvas son una poderosa fuente de proteínas, vitaminas del complejo B y hierro. Una forma de comerlas es en tacos aderezados con una salsa de chile pasilla.
6. Cupiches tostados
La mariposa del madroño (Charaxes jasius) también llamada “baja” y “cuatro colas”, recibe su nombre común porque sus orugas se nutren del arbusto del madroño.
En México, las larvas de esta mariposa reciben varios nombres en el Estado de México y en Michoacán.
Los mexiquenses les dicen cupiches, en la zona del lago de Pátzcuaro las llaman chamas, los zitacuarenses las denominan huenches, y en otras partes de Michoacán les dicen conduchas. Se recolectan en estado de pupas y se tuestan en el comal para comer.
7. Caldo de titococos
Los titococos son gusanos barrenadores de la madera, también llamados canalejos, titocos y cuauhocuilines. En el sur de México se comen después de tostarlos en el comal o en un caldo preparado con epazote, hojas de aguacate y granos de maíz tierno.
8. Chocolate con grillos

Los grillos comestibles son una rica fuente de proteínas. En países como Finlandia se han abierto granjas para criar estos insectos y elaborar harinas y pastas.
Si te animas a preparar un chocolate con grillos, todo lo que necesitarás serán algunos insectos, una barra de chocolate negro para derretir, mantequilla y azúcar. Sigue el siguiente procedimiento:
Lava los grillos y hornéalos a 180 ° C, hasta que queden crujientes, cuidando que no se resequen o quemen.
Déjalos enfriar y, si lo deseas, quítales las cabezas y las patas.
Calienta el chocolate en baño de maría y cuando se derrita agrega una cucharada de mantequilla y azúcar al gusto, mezclando hasta que todo se integre.
Sumerge los grillos en el chocolate caliente con la ayuda de un tenedor y deja enfriar sobre papel encerado.
Refrigera por unas dos horas y corta tus barritas trocitos de chocolate con grillos al tamaño deseado.
9. Tsats dorados

Los tzotziles son un pueblo de origen maya que vive en los Altos de Chiapas. Estos indígenas llaman tsats a unos gusanos grandes, también conocidos como zats.
Los tsats crecen en los árboles de caulote, en varios municipios de los Altos de Chiapas, durante la época de lluvias de julio y agosto.
Los chiapanecos los hierven para comer y también los doran para degustar con chile y limón.
10. Tantarrias en salsa de venadita

En el semidesierto queretano les dicen tantarrias a los cocopaches. Crecen en los árboles de mezquite, por lo que también son llamadas chinches del mezquite.
Miden cerca de 6 cm y son recolectadas por los indígenas otomíes de los propios árboles. Durante la recolección emiten un líquido amarillento, fétido y amargo, por lo que hay que hervirlas para que sean agradables al paladar.
En los municipios queretanos de Ezequiel Montes y Cadereyta de Montes hay una antigua tradición de consumo de tantarrias. Las comen fritas con hierbas silvestres y en tostadas bañadas con salsa de venadita, un aderezo que lleva chile bandeño, ajo y xoconostle.
11. Cucarachas en salsa

De los platillos típicos de México con insectos. Este probablemente será uno de los que más sorprenda a las personas que no han dado el paso de probar estos manjares.
Entre la hojarasca de los manglares de Tabasco vive una especie local de cucaracha que es recolectada para el consumo humano, especialmente en las zonas rurales.
Los recolectores llenan un costal con la hojarasca y luego vuelcan este sobre una malla de hueco ancho. Las cucarachas caen por los agujeros y son apartadas para asarlas en el comal y preparar unos tacos regados con cualquier salsa que haya a mano.
¿Qué otro platillo con insectos meterías a la lista?

Por: Alcides González| Vía: tipsparatuviaje.com
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