Está claro que los niños son una de nuestras principales fuentes de alegría. Pero seamos sinceros, a veces son capaces de sacar de sus casillas hasta a la persona más paciente. Seguro en tu niñez hiciste algunas de estas cosas que hoy, te desesperan…
¿Con cuántas te identificas?
1. “¿Por qué?… ¿Y por qué?”
Cuando comenzamos a ser conscientes del mundo nos asalta una curiosidad implacable y necesitamos una explicación para absolutamente todo. “¡¡Porque sí y punto!!”
2. “¿Falta mucho”
Apenas habían transcurrido diez minutos desde que salíamos de casa y ya comenzábamos la tortura…
3. “Me hago pis”
Otra típica de los viajes….Gracias a los nosotros nuestros padres conocen todas las gasolineras y baños públicos del país.
4. No querer bañarse, pero después se negarse a salir de la bañera
De niños intentábamos escapar de la hora del baño, pero una vez dentro de la bañera, nuestros pobres padres no conseguían sacarnos del agua hasta que tuviéramos los dedos tan arrugados como pasas.
5. Berrinches en el súper
Perfectamente podría ser el nombre de cualquier película de terror, pues es lo que sentían nuestros papás cuando veían venir un momento bochornoso (y público) como éste.
6. Echarse a correr y perder a nuestros padres
Otro momento que consigue asustar como nada en el mundo: en el parque, en el centro comercial, en la calle… Cuando se nos daba por correr o por escondernos, significaba jugar como nadie con los nervios de papá y mamá.
7. “Estate quieto, te vas a hacer daño”
¿Y qué ocurre? Como si fuera profecía…terminábamos en el suelo justo como nos lo advirtieron. Parecía que nuestro sentido de la temeridad no conocía límites.
8. Limpiarse la boca con las mangas
Todos lo hicimos. Sin excepción. Y es que, siendo sinceros…parece la opción más práctica del mundo.
9. Hablar a través de la puerta del baño
O pasarle notas por debajo o directamente entrar con ellos. Pobres de nuestros padres…¡Qué difícil les era tener un momento de soledad!
10. Los momentos “Tierra, trágame” cuando teníamos un ataque repentino de sinceridad
No tener problemas para llamar a alguien “feo” o “gordo” a la cara. ¡Lo siento, mamá!
11. Hacerse el listo
Pasando de los tiernos diez años, todos nos creíamos invencibles a “sabelotodo” y contestábamos con frases como: “Ya lo sé, mamá”, “No tienes ni idea, mamá”, “Así no se hace”…
12. Gritar en los lugares menos apropiados
En la sala de espera del médico, en el transporte público, en los restaurantes…Cualquier lugar era bueno para hacer una escena de ese tipo.
13. “Ahorita”
Una respuesta que usamos para todo: “ve a lavarte los dientes”, “ponte a hacer los deberes”, “recoge la habitación”… Lo peor es que el “ahorita” se acaba convirtiendo en un lapso de tiempo indefinido.
14. La capacidad de dormirse en cualquier momento del día, menos de noche
Teníamos sueño durante el desayuno, en el colegio, mientras hacíamos cualquier cosa… ¿Y a la hora de dormir? ¡Teníamos tanta energía! que nadie se explicaba de dónde había salido
15. Un momento de silencio en casa era sinónimo de desastre
Si había un lapso de calma en casa solo podía significar dos cosas: o no estábamos por cualquier razón, o nuestros padres iban a encontrarnos haciendo cosas como esta:
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