La historia de Jorge Campos es increíble. Después de crecer en las afueras de Acapulco, Campos se convirtió en el primer jugador mexicano en firmar con marcas deportivas a nivel mundial. Su estilo marcó una época y se convirtió en la inspiración de toda una generación.
Corazón de niño
Jorge Campos nació en 1966 y creció en Acapulco, Guerrero. Tras jugar junto a sus hermano en el equipo de su padre, su talento llegó a oídos de los reclutadores de los Pumas de la UNAM.
Contra la voluntad de su papá, El Brody viajó a la Ciudad de México para probarse con el equipo universitario y firmó un contrato con el club. Sin embargo, cada 15 días viajaba a Acapulco para visitar a su familia. Campos ha dicho que los extrañaba tanto que muchas veces pensó en dejar el futbol.
Quienes lo conocieron en aquella época, recuerdan que era una persona humilde y llena de inocencia, al grado en que lo acompañaban a todas partes para cuidarlo de los peligros de la gran ciudad.
Siempre rebelde
A Campos lo ponían a jugar de portero porque era el más chico en el equipo amateur de su padre, quien temía que los balones lo fueran a lastimar si ocupaba otra posición. Sin embargo, el pequeño Jorge se lanzaba al ataque ante el enojo de sus compañeros.
Este espíritu de rebeldía lo acompañó siempre. Después de pasar un año en la banca de los Pumas, a la sombra de Adolfo Ríos, Campos pidió al técnico Mejía Barón una oportunidad como delantero. Terminó esa segunda temporada con 24 goles, formando una delantera estrella junto a Luis García y David Patiño.
En temporadas posteriores, Campos alternó entre ser portero y delantero. Al mundial de 1994, llegó registrado en ambas posiciones, lo cual le compró un pleito con la FIFA, quien no veía con buenos ojos esa excentricidad.
Adelantado a su época
Jorge Campos fue llamado “el portero del siglo XXI” por César Luis Menotti, ex-jugador y director técnico argentino. El danés Peter Schmeichel, considerado en su momento el mejor portero del mundo, dijo que Campos era un guardameta “adelantado a su época”.
Campos fue el primer portero que se involucró en los diseños de sus uniformes, famosos por coloridos y exuberantes. Su estilo de juego influyó, incluso, en un cambio que la FIFA hizo a las reglas del juego, que permitió a los porteros caminar más de tres pasos dentro del área con el balón en la mano.
Encima, Campos también marcó tendencia como un portero mediático, afianzando contratos con marcas deportivas y apareciendo en revistas y otros medios de comunicación. En aquella época, los arqueros no solían recibir ese nivel de atención.
El legado de Campos
Aún en la actualidad, los niños de México saben quién es Jorge Campos. Saben también que, para ser un gran portero, no es requisito ser muy alto. Gracias a su historia de éxito, muchos jóvenes son conscientes de que cualquiera puede tener éxito en el futbol, sin importar nada.
En cierta forma, Jorge Campos contribuyó a poner a México en el mapa del futbol mundial en el nuevo siglo. Su manera única de jugar, hablar y vestir, pusieron el foco de atención en nuestro país y, como no sucedía desde Hugo Sánchez, despertaron un interés por nuestro país en todo el mundo.
Hoy, muchos jugadores mexicanos juegan en ligas europeas, tienen contratos con marcas globales y aparecen en todo tipo de publicaciones, pero no hay duda de que fue Jorge Campos quien abrió camino, con su talento y carisma, en una época en la que esto no era la norma.
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