En México durante el periodo de 1864-1867 se vivió uno de los pasajes más complejos e intrincados de su historia: el Segundo Imperio Mexicano, encabezado por los emperadores Maximiliano y Carlota. En mayo de 1864 llegaría esta pareja al Puerto de Veracruz a bordo de la fragata Novara y el rumbo de México cambiaría para siempre.
Además de las muchas implicaciones históricas, sociales y políticas del Segundo Imperio, se les adjudica la introducción del árbol de Navidad como costumbre de la época navideña. Aunque parece un detalle menor ante el gran impacto del Imperio a la historia mexicana no lo es tanto a la luz de la expansión e importancia que tiene esta costumbre hoy en día.
Los emperadores, Maximiliano y Carlota, se instalaron en el Castillo de Chapultepec y para la primera Navidad en tierras mexicanas, es decir, la del año 1864, se mandó instalar un fastuoso (como todas las empresas del matrimonio imperial) árbol de Navidad que sería el asombro de la corte y de la aristocracia en general, quienes seguían la moda y costumbres de los emperadores a pie juntillas.
A la caída de Maximiliano I, en 1867, las costumbres imperiales se desterraron. Sin embargo, algunas permanecieron o florecieron más tarde, tal como sucedió con el árbol de Navidad, que volvería a aparecer en 1878 cuando el general Miguel Negrete colocó uno en su casa y cautivó a las personas y a la prensa. Se dice que el general retomó esta tradición influenciado por sus viajes constantes a Estados Unidos.
Muy pronto la tradición comenzó a replicarse en diversas partes de México, primero en las zonas urbanas para luego, con el tiempo, convertirse en una costumbre que está prácticamente en todos los lugares del país. Comercios, plazas públicas, centros comerciales, edificios gubernamentales, en fin, en casi todas partes pueden verse los luminosos, adornados (y muchas veces sonoros) árboles de Navidad.
¿Qué otro dato histórico sobre el árbol de navidad conoces?
Por: Vonne Lara | Vía: hipertextual.com
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