En México, a diferencia de lo que sucede en otros países de habla hispana como España, celebramos el Día del Abuelo el 28 de agosto de cada año. Conoce el origen y la historia de esta celebración, y qué significado tiene en nuestro país.
Pues, aunque el origen de esta fecha es nebuloso y no existe una versión oficial acerca del principio de esta celebración, aun así, las distintas versiones sobre su origen son interesantes.
En muchos países de habla hispana y de tradición católica —es decir, España y muchos países de América Latina—, a los abuelos se les festeja su día el 26 de agosto, que en la liturgia católica corresponde a la fiesta de San Joaquín y de Santa Ana, padres de la Virgen María y, por lo tanto, abuelos de Jesús.
Sin embargo, en México las cosas son distintas. Algunas fuentes señalan que en nuestro país, durante el Porfiriato, se celebraba a los abuelos el 28 de julio porque coincidía con la fiesta de San Agustín de Hipona, doctor de la Iglesia.
Por otra parte, se señala que durante el gobierno interino de Abelardo Rodríguez, entre 1932 y 1934, fue que se instituyó en nuestro país el Día del Abuelo, festividad que sería ratificada durante el sexenio del presidente Lázaro Cárdenas, de 1934 a 1940 —aunque las fechas en que se celebraba difieren según la fuente.
También hay quien dice que en 1957 tuvo lugar en México el primer Congreso Panamericano de Gerontología, presidido por el doctor Manuel Payno y en el que el colombiano Guillermo Marroquín Sánchez propuso que en América Latina se celebrara a los abuelos y las abuelas el 28 de agosto de cada año.
Finalmente, existe una versión muy socorrida que apunta a que el origen del Día del Abuelo fue hace apenas dos décadas, en un programa de radio conducido por el locutor Edgar Gaytán Monzon. Según esta versión, dicho programa —titulado “La Hora Azul”— se transmitía en Chihuahua y estaba dirigido a adultos mayores que gustaban de los tríos, los boleros y la música de la época de oro del cine mexicano.
Gaytán habría instituido el 28 de agosto como un día para festejar a los abuelos, los cuales muchas veces no llegaban a los 50 años de edad. Como haya sido, no hay que dejar pasar la oportunidad para felicitar a los patriarcas y las matriarcas de cada familia mexicana.
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