La primera Guía del Museo del Palacio de Bellas Artes es una invitación a redescubrir los detalles de su arquitectura, su pasado, colección de murales y los secretos del palacio que ha sido escenario de los relatos cotidianos de quien habita y visita la Ciudad de México.
El Museo del Palacio de Bellas Artes que representaba en su origen la entrada a la promesa de la Modernidad del Siglo XX, hoy se ha convertido en un recinto entrañable para los habitantes de la Ciudad de México, de acuerdo con el periodista y cronista Rodrigo Hidalgo “es un espacio unificador donde todos nos reunimos”.
Aquí han entrado personajes como David Bowie -cuya visita quedó registrada en las fotografías de Fernando Aceves- Octavio Paz, María Izquierdo, Nahui Olin, Dr. Atl, Marc Chagall, Henri Cartier- Bresson, María Callas, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, entre otros personajes cuya historia compartimos cada vez que caminamos por sus pasillos y nos enamoramos aun más de su belleza arquitectónica.
Aquí nos hemos encontrado de frente con nuestros artistas favoritos como Kandinsky, Picasso, Toulouse-Lautrec, y Louise Bourgeois, entre otros, pero lo más importante para este recinto es que se mantiene vigente gracias a los visitantes que le dan vida y disfrutan de sus espacios públicos al recorrer este rincón del Centro Histórico que colinda con la Alameda Central:
“Bellas Artes es un espacio del cual todos llevamos una pequeña parte dentro de nosotros. Es un espacio en el que hemos vivido citas, recuerdos, momentos familiares, etc. (…) Y es un lugar en el cual lo importante es que lo retratemos, lo visitemos, lo recorramos, y no demos por hecho que siempre estará ahí. Vayamos con esa curiosidad por descubrir siempre algo nuevo, porque no todo está visto ni todo se ha dicho acerca de Bellas Artes al ser un espacio que cada día recibe historias nuevas”.
Rodrigo Hidalgo, cronista y conductor de “La Ciudad de México en el tiempo”.
Ahora el MPBA (Museo del Palacio de Bellas Artes) se suma a la lista de los museos más importantes del mundo, como el Metropolitan Museum de Nueva York y el MOMA Museum of Modern Art, que tienen una guía, misma que nos introducirá a la obra de Adamo Boari, un palacio al cual los años le han convertido en monumento.
Aceptémoslo, todos tenemos una fotografía frente al Museo del Palacio de Bellas Artes, ya sea junto a sus murales, frente al majestuoso telón Tiffany’s del escenario o incluso frente a su fachada en tiempo de jacarandas. Este recinto es además un cronista de la ciudad, pues la percibe crecer desde que las cúpulas dominaban el horizonte en la ciudad, antes de la Torre Latinoamericana y la estación del metro de Hector Guimard que remite a la Bélle Epoque en París. Y hoy tiene por primera vez una guía, un libro que “bien puede leerse como un viaje al corazón de uno de los museos más importantes del país, o bien, hojearse con la curiosidad del viajero que busca una guía en ese mundo prodigioso del arte, ese mundo que ofrecemos diariamente a nuestros visitantes cuando al alba abrimos las puertas del museo”.
Te damos la bienvenida a este recorrido escrito por uno de los principales monumentos arquitectónicos de México, y junto con el Museo del Palacio de Bellas Artes te compartimos algunos de estos datos que las páginas de esta guía revelan por primera vez al público.
1. Su arquitectura funciona como una puerta a la Ciudad Moderna, una entrada a una nueva época que fusionó dos estilos: art nouveau para el exterior y art decó en su interior. La fachada concebida originalmente por Boari en el estilo nouveau de principios del siglo XX, culminó en los años treinta con los detalles finales de los interiores decó, evidentes en la entrada y el vestíbulo.
2. La construcción del Palacio de Bellas Artes inició el 2 de agosto de 1904, con el fin de reemplazar al demolido Teatro Nacional pero los trabajos se suspendieron en 1916 debido a la Revolución Mexicana hasta que en 1919, el presidente Venustiano Carranza dio la orden de reanudar la obra, pero por falta de materiales y personal se mantuvo en pausa hasta 1928.
3. El proyecto original del arquitecto Adamo Boari era levantar un edificio lujoso de grandes dimensiones, equipado con todos los adelantos de la época, estructura metálica, cerámicas decorativas, terrazas, esculturas de mármol y una fachada revestida de piedra de talla. La construcción contemplaba no solo la sala de espectáculos, sino también una sala de fiestas, un restaurante y un espacioso vestíbulo, rematado por triple cúpula, que serviría como invernadero.
4. En la cúpula, el color que va del naranja al amarillo claro en la parte exterior se pensó así para que con la luz se refleje un sol radiante, mientras que en contraste su vista interior fue proyectada en azul para representar el firmamento y transmitir una sensación de calma en el visitante.
5. El remate de la cúpula es una escultura de bronce llamada Las musas y Águila nacional, al centro el águila mexicana devora una serpiente -sí, como en el Escudo Nacional- simbolizando la fundación de Tenochtitlán y la rodean en sus cuatro flancos figuras femeninas aladas, musas de la comedia, la tragedia, el drama y el drama lírico.
6. Son muchas las columnas que sostienen el Palacio. Esculpidas, hay 23, incluyendo las dos centrales del pórtico principal; más 2 pilastras para los tres pórticos y en las fachadas laterales, 27 columnas. ¡Te retamos a contarlas en tu próxima visita!
7. Las esculturas de la fachada son tres grupos escultóricos nombrados como La sinfonía creados por el escultor italiano Leonardo Bistolfi, están hechos de mármol blanco de Carrara y se denominan La inspiración, La música y La armonía, ésta última ubicada al centro justo bajo el nombre del Palacio. Se trata de una alegoría monumental de la belleza y el arte, tal como el Palacio mismo.
8. En su interior, los elementos decorativos del Palacio fusionan el estilo art decó con las figuras de la cultura nacional, como las lámparas que representan a Chac, el dios maya de la lluvia. Estos mascarones de hierro fueron realizados por la Casa Edgar Brandt de París.
9. De 1929 a 1931 funcionó como Museo de Artes Plásticas, con el nombre de Galería de Arte Moderno, a cargo de Carlos Mérida y la Sala de Arte, vinculada a la Secretaría de Educación Pública.
10. Fue el primer espacio que consideró a la fotografía como disciplina artística, cuando en 1931 tuvo lugar el Concurso Nacional de Fotografía y Pintura de la Cementera Tolteca en la Galería de Arte Moderno -con Diego Rivera como miembro del jurado- en el cual resultó ganador del primer premio el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo. Se trató de la primera vez en México que una fotografía era premiada como pieza artística con el mismo nivel de importancia con que se reconocía -hasta ese momento- solamente a la obra plástica.
11. En 1928, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Alberto J. Pani tomó el mando del proyecto con la concepción de que debía ser más que un Teatro Nacional, para responder a una necesidad social y de utilidad pública. En 1931 le pidió al arquitecto mexicano Federico Mariscal que retomará el proyecto de un edificio debía ocuparse para fomentar y difundir el arte, y nació el proyecto del Palacio de Bellas Artes que debía incluir varios museos, un Museo de Artes Plásticas con sala de conferencias anexa y una sala para exposiciones temporales; un Museo de Artes Populares y un Museo del Libro y Biblioteca.
12. El proyecto del Museo del Libro, concebido por Alberto J. Pani albergaría libros antiguos, raros y curiosos que se encontraban dispersos en las bibliotecas del país, así como documentos históricos. A la fecha no existe un recinto que cumpla con esta función, a pesar de que en México se instalaron las primeras impresas del continente americano.
13. El Museo Nacional de Artes Plásticas se inauguró en 1947, con el objetivo de promover el arte mexicano de todos los tiempos, dedicado a presentar obras de los artistas más representativos del arte moderno mexicano.
14. La segunda exposición del Museo Nacional de Artes Plásticas “45 autorretratos de pintores mexicanos: siglos XVIII a XX” estuvo a cargo del promotor cultural y museógrafo mexicano Federico Gamboa.
15. En 1958, con la remodelación con motivo de la Primera Bienal Interamericana de Pintura y Grabado, el Museo Nacional de Artes Plásticas cambió su nombre a Museo de Arte Moderno y, diez años después se transformó en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
16. El 29 de septiembre de 1934 se inauguró oficialmente el Palacio de Bellas Artes por el presidente Abelardo L. Rodríguez. La ceremonia inició con la interpretación del Himno Nacional a cargo de la Orquesta Sinfónica de México y los coros del Conservatorio Nacional.
17. El Museo del Palacio de Bellas Artes fue el primer museo de arte del país. Parte de su acervo nutrió las colecciones de la red museística del INBA cuando se inauguraron nuevos recintos como el Museo de Arte Moderno, al cual donó Las dos Fridas, de Frida Kahlo.
18. En la primera exposición del Museo se incluyeron obras del siglo XVI, pinturas de la Academia de San Carlos, esculturas prehispánicas del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, así como piezas de arte popular, esto último coordinado por Gerardo Murillo “Dr. Atl” y Roberto Montenegro, con la intención de reivindicar las artesanías desdeñadas durante el porfiriato.
19. Es el único edificio donde se reúne la obra de los tres grandes muralistas: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
20. Los primeros en recibir la invitación a pintar los muros de este recinto fueron José Clemente Orozco y Diego Rivera, quienes trabajaron en forma simultánea. Mientras en el muro del extremo este Rivera pintaba El hombre controlador del universo, Orozco trabajaba en Katharsis, ubicado en el muro del extremo oeste.
21. Esta colección permanente que forma parte del MPBA, es la máxima muestra de los períodos del muralismo mexicano. Está compuesta por 17 pinturas, da cuenta del recorrido pictórico del México posrevolucionario y es, en palabras de Mercedes Iturbe, historiadora del arte, promotora cultural y curadora “particularmente notable, no solo por la reunión de estilos tan distantes como el de Orozco y el de Montenegro, el de Rivera y el de Tamayo, sino por ser una muestra única en la historia del arte mexicano”.
22. No todos los murales que hoy se exponen en el Palacio fueron realizados ahí, algunos fueron trasladados como parte de un programa de conservación y preservación. El primero en llegar fue Carnaval de la vida mexicana pintado por Diego Rivera en 1936 anteriormente ubicado en el Hotel Reforma. El segundo llegó dos años después y se trató de Alegoría del viento o El ángel de la paz de Roberto Montenegro, montado originalmente en el Antiguo Colegio de San Pedro y San Pablo.
23. Los últimos murales en llegar a resguardo del Museo del Palacio de Bellas Artes fueron: La piedad en el desierto de Manuel Rodríguez Lozano y Tercera Internacional o Revolución rusa de Diego Rivera, concebidos para los muros de la prisión de Lecumberri y la Liga Comunista de América, respectivamente.
24. Es el único recinto cultural en el mundo donde se realizan homenajes fúnebres de cuerpo presente, como reconocimiento a los artistas más importantes. José Clemente Orozco, Frida Kahlo, Carlos Monsiváis, Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Mario Moreno Cantinflas y María Félix, hasta Juan Gabriel han sido despedidos entre sus paredes.
25. Si quieres conocer más datos sorprendentes sobre el palacio de mármol favorito de los amantes del arte, debes consultar la nueva Guía del Museo del Palacio de Bellas Artes, publicada por Ediciones El Viso, y editada por el Museo del Palacio de Bellas Artes, UBS y el apoyo de la Fundación Mary Street Jenkins.
Este libro es una invitación a re-conocerlo, disfrutar al caminar en sus interiores encontrando la historia detrás de cada uno de sus elementos arquitectónicos, y darte la oportunidad de conocer realmente el museo -no solo entrar corriendo a una función de teatro o una exposición temporal- sino a ver su corazón: la arquitectura, sus murales y los detalles de su construcción.
Destacan entre sus secciones, la reproducción de las primeras planas que los periódicos dedicaban a la labor de los muralistas, además del retrato arquitectónico de la dupla de fotógrafas Lake Verea -integrado por Carla Verea y Francisca Rivero Lake- en las imágenes que acompañan el texto mostrando aquellos detalles que a veces pasan desapercibidos, con la intención de entender la arquitectura como un ente vivo que va cambiando a través del tiempo al igual que sus materiales van mutando día con día. Además la guía incluye una sección con un mapa que te invita a descubrir más murales en la CDMX.
Finalmente, el trabajo colaborativo de este proyecto ha logrado manifestar la importancia histórica del palacio y resignificar su presencia contemporánea en una guía, que de acuerdo con Carmen Robles, coordinadora editorial, “se tiene que tener en las bibliotecas de nuestras casas”.
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